Me atrevería a apostar que la abogacía es una de las profesiones más reguladas en Puerto Rico, sino la más. Comenzando con el riguroso Código de Ética Profesional, los honorarios de abogado- por encima de cualquier hambre de riqueza que piensen puedan sufrir los miembros de esta profesión- están bastante regulados en Puerto Rico. Lo se, todas las profesiones tienen sus propios dramas pero, acá entre nos, el derecho al lamento y lloraíto debería ser uno sacramental, si no constitucional, máxime en la crisis económica y social que atravesamos. Superado el papelón, hablemos algo sobre los honorarios (no precios) que su potencial abogado podría requerirle y cómo éstos también están regulados por nuestros jefes: el Tribunal Supremo de Puerto Rico y su Rama Judicial. Aquí vamos (por si no me creen): 1. Honorarios según el Código de Ética Profesional Canon 24. Fijación de honorarios.